sábado, noviembre 10, 2007

A mal tiempo, patada en los cojones


Como dice el famoso refrán que da título a esta entrada, a mal tiempo, patada en los cojones. Y es que, a pesar de que nunca me he creído estas cosas, resulta que al final funcionan. De hecho Mamen intentó explicarme algo sobre los procesoso cognitivos relacionados... Desde que comenzó la tarde fue no parar, en menos de treinta minutos me teleporté hasta el Teatro Cervantes donde había quedado con unos amigos para ver el concierto de la orquesta de cámara de la UMA de bandas sonoras... ¡tremendo! Tras vibrar con Star Wars, Indiana Jones, Drácula, La lista de Schlinder, Pesadilla antes de Navidad, Desafío Total, etc... y una ejecución de La pantera rosa de Mancini dirigida por esa nueva estrella de las orquestas, terror de los directores, que se llama David (el chico no llegaría a los doce años y lo subieron a "dirigir" a la orquesta), salimos para partirnos la cara por una taza, un bolígrafo y cuatro cosas más. En el Santander he aprendido a apreciar el valor de las cosas gratuitas. Después de eso, Mari Toni y Mariló me acompañaron, a pesar de que la primera no comió nada y la segunda tenía accesos de asma (¿estás mejor?) para que no me quedara sólo en el centro cenando. Son, como la "marea roja", gente impresionante.

Después de eso, y tras dejarme cerca del Whiskers' Home me uní a la troupé, Whiskers himself, Karz and Cuti. Aparcamos, no sin antes pedir 20 (detalle del que Karz se arrepentiría más tarde aquella noche) y fuimos directos a La Guarida. ¿Qué lugar sino podría acoger a seres tan bizarros como nosotros? A partir de aquí la noche fue... un tanto confusa.

Se derramaron litros de oro, mientras, bajo un humo sin chimeneas buscaron titulares para la semana. Vieron cucharas, encucharados, y a otros en proceso de. Abandonados como unos cachorros, salieron de su guarida para viajar hasta la noche. Allí había una mujer que lo impregnaba todo de alegría, con su magia, tocándonlos, susurrando en sus oídos... Otra trajo la llama de la noche y se quedó con ellos cuando otros dejaron de necesitar esa luz. El sabor de Rusia aceleró sus corazones, sus sonrisas se hicieron más amplias, más sinceras y así, poco a poco, llegaron a ese lugar tan saturado de tráfico. Descubrieron que entre ellos se escondían más sensaciones de las que pensaban, la miel bajó por sus gargantas como el rugido de un león y desencadenó procesos ocultos y olvidados. Muchos de ellos rechazaron a sus enemigos y ganaron sus propias batallas. A la guerra le quedaba mucho, pero ese día supieron que habían vencido, y que podrían volver a hacerlo. Había esperanza. Habría guerra, pero también habría victoria.

5 comentarios:

  1. 1. :D

    2. :D

    3. El año que viene a ver si voy a la playa un poquito.

    4. Ole.

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  2. Pues si que estuvo simpática la noche y eso que yo llevo una racha de salir mucho.

    Pero es que con salidas así, no me termino de mentalizar en esto del zen...jaus, tendré que dejar las pretensiones monacales para otro momento.

    Todo bien, salvo por el missfire del comodín claro...jajajaja

    All is full of love and drunken bastards.

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  3. Que poeta estas hecho y que borracho eres joder xD

    P.D: Recuerda que lo bueno si gratis, dos veces gratis.

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  4. Siempre es una alegría encontrarlo de gambiteo por ahí. Joder Robe tiene usted más carisma que Snoopi subido a su caseta. Personalmente echaba de menos entradas en su blog llenas de frenesí, morbo y mermelada a raudales.

    Pd.:Saliendo Viernes, y Sábado? Pocholo es una nena a su lado?
    Pd.:Ilusiones, aventuras, un Jedi no ansía esas cosas.

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  5. Jejeje, maese Jas, su encucharamiento está más que justificado a la vista de los hechos. ¡Estoy seguro que aprobará con sobresaliente en los aspectos menos observables! ;)

    Sí, yo también quería volver a las andadas, hacía tiempo que no salía y me divertía tanto como en las últimas semanas.

    Juampe, ¿un poeta yo? si tú lo dices... me lo creeré xD

    Barbas, gañán, ¡que no quiero tu comodín!

    Mamen... tú sabes que Luispi lee en secreto mi blog, ¿verdad?

    P.D.: Claro que sí, y no olvido que cuando desayunas esa noche, ¡todo puntúa doble!

    P.P.D.: Yo le enseñé a Pocholo todo lo que sabe.

    P.P.P.D.: Yo ya no soy ningún Jedi.

    P.P.P.P.D.: Pocholo no sabe controlar la fuerza... cualquier día de estos se desmadra y trae el equilibrio al universo.

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