Mostrando entradas con la etiqueta Pensamientos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pensamientos. Mostrar todas las entradas

lunes, febrero 05, 2018

Un buen día

Pues no pinta la cosa tan mal.

Me he despertado hoy y, para animarme un poco, me he puesto algo de música en el móvil. Wham! The Edge of Heaven. Hasta aquí bien, la cuestión es que me levanto, me estoy vistiendo y me encuentro ¡que estoy bailando como si no hubiera un mañana! Claro, el que me conozca sabrá que eso no es algo raro en mí, lo que me ha sorprendido ha sido el cómo he bailado.

Veréis, desde mucho antes de ir al gimnasio pasaba de bailar, pasaba de moverme no nos engañemos, así que no había tenido oportunidad aún de probar mis nuevos súper poderes... y joder cómo mola. Ha sido como volver a tener 25 años. Joder qué bien me lo he pasado, he puesto el tema como cinco o seis veces.


Pero hay más, por supuesto.

Desde que estoy en mantenimiento con la dieta (y mañana tengo mi ultimísima visita a la dietista) me he estado pesando "en vacío": solo con los boxers (los calzoncillos, no los perros), recién levantado y después de las abluciones matutinas. Total, que andaba rondando los 75 y pico siempre, y esta mañana... ¡plaf! Adjunto foto.


Supongo que estas cosas son normales, pero como yo no he hecho dieta antes, pues todo me parece muy nuevo y me creo un expedicionario que está abriendo camino por la selva de Borneo. La verdad es que me deja tranquilo respecto al posible efecto rebote, que ya me han advertido que coger uno o dos kilos es lo habitual (más es señal de que algo no ha ido bien).

Pero hay aún más, ¿no te lo esperabas, eh?

Sin querer me he metido en liga Combatientes 1 del Clash Royale. Vamos, eso es pasar de los 4000 trofeos y me posiciona como un aficionado más, no os voy a engañar. El juego no se me da mal, pero me falta espíritu competitivo. La cuestión es que esta mañana me ha caído ya el cofre de elección (muy majo, nada interesante, pero muy majo) y tras abrirlo y terminar la temporada... pues todos volvemos a tener 4000 trofeos justos, y ha dado la casualidad que he podido tomar una instantánea que, creo, tardará en repetirse.

Ayer además sacamos ya las entradas para ir a ver Les Luthiers, con Vane, Liñán, Olmedo, Carlos y dos amigas suyas. ¡Qué ganas de reírme con ellos!

Ahora me voy a poner a terminar la ficha que estoy diseñando para la partida del miércoles a Savage Worlds - Shaintar Legends Arise, a ver si me da tiempo de imprimirla hoy.

Todavía me queda darle los últimos retoques a la reunión de mañana, que ya toca trabajar y dejo la semana cerrada.

Total, que me queda salir de la depresión y con eso echo ya el mes.

jueves, marzo 18, 2010

Cursos

Llevo unos días realziando un curso de la CEU San Pablo, La interactividad en el aula: la web 2.0 y otros usos avanzados. Suena genial, ¿verdad? Suena tan bien como otros cursos que hay, homologados por el Ministerio de Educación y Ciencia, que a los opositores como yo nos dan créditos convertibles en fracciones de puntos en las susodichas oposiciones.

No puedo parar de pensar, desde que lo he comenzado, que estoy pagando por esos créditos. Supongo que si ya has hecho alguno de éstos sabrás de lo que hablo. Una transacción directa, yo te doy algo más de 100€ y tú me das algo más de 100 créditos (en mi caso, y según la última convocatoria, 0,5 puntos). ¿Por qué pienso así? Porque el contenido es risible. No digo que en concreto los cursos de la CEU sean malos, digo que en general, los cursos a los que tengo acceso no entrañan ninguna dificultad, ningún reto.

Es probable que esta sensación esté tan presente en mí porque el único curso atractivo que encontré lidiaba con temas que ya conocía de antemano (como qué es un teclado), pero quería algo más. Si tengo que enfrentarme a unas oposiciones que son meramente un ejercicio de memoria, en las que la valoración es tan subjetiva que la gente no se suele atrever a ponerse los piercings que lleva a diario, esconde sus tatuajes, en las que me puntuan de igual forma un curso que bien podría haber terminado en cinco horas de la misma forma que cinco años estudiando un idioma en la EOI al menos, y digo al menos, la formación previa que se exige para conseguir arañar esos pocos puntos que tanta diferencia pueden marcar (cuatro en total, cuatro sumados a tu calificación) podía tener alguna sustancia, ¿no?

Igual es que no he dejado de ser ese soñador que alucinaba con Freinet.

miércoles, noviembre 25, 2009

Individualidad

¿Qué es lo que nos diferencia como seres individuales?

De partida ya me encuentro ante una duda, ¿a quién le planteo la pregunta? ¿A un amigo? ¿quizás a alguien de mi ciudad? ¿de mi país? ¿a un perro vagabundo en una calle al sureste de Bangladesh?

Más o menos, de forma exterior, somos muy parecidos. En la cultura occidental nuestros atuendos dicen ya muy poco de nosotros mismos, nos hemos cargado de un soplo un montón de movimientos y subculturas; la imagen no nos dice nada porque desconfiamos de ella por el simple hecho de que somos incapaces de transmitir nada a través de ésta.

Si desde fuera somos tan parecidos indaguemos en el interior. Si nos paramos a hablar con alguien en la calle lo más probable es que muestre tanto recelo al ser interpelado por un extraño que, al final, por no expresar lo que realmente piensa y por tanto, lo más íntimo de si mismo, descubriremos que las respuestas son espeluznantemente similares entre una persona y otra.

Otorguemos un voto de confianza, avancemos un paso más. Si llegamos a la habitación donde guardamos nuestras dudas, nuestros temores, nuestras esperanzas, nuestras alegrías... lo más probable es que encontremos un vínculo a cada una de las personas con las que las hemos compartido, porque en la mayoría si no hay participantes, hay público.

Si es esto lo que nos diferencia de los demás, estas experiencias, estas sensaciones, ¿qué pasa aquí? ¿qué ocurre con estas personas que cohabitan en nuestros recuerdos compartiendo un pedazo de su existencia con la nuestra? Para mí se hace obvio que una buena parte de lo que nos individualiza es terreno compartido para todos. Entonces, ¿qué ocurre si cierro esa parte de mi yo a alguien en concreto? A fin de cuentas pierde algo de si mismo, ¿no?

Pero lo cierto es que, con el tiempo, nos volvemos menos valientes a la hora de mostrarnos tal y como somos, con lo cual, indirectamente estamos vetando todos los accesos exteriores al fundirnos esa masa gris vital que nos sirve de pantalla contra el mundo. Y si esto es así, todos perdemos una gran parte de nosotros mismos  a costa de los demás. Nuestro inherente egoísmo nos llevaría a reprochárselo a los que nos rodean y cerrar aún más si cabe las rutas que llevan a esos recuerdos compartidos y desposeyéndolos de esta forma de lo que los hace únicos.

En resumen, gran parte de nuestra diferenciación reside hoy día en el consenso público, con una curva de campana en función de la cantidad de gente y el ámbito en el que se produce. Nuestra participación en los recuerdos de muy pocas personas pero muy intensos tendría un valor individual equiparable al de alguien que llegara a muchísima gente pero de forma muy superficial.

¿De aquí podría partir la atomización de las masas? No lo sé, pero para evitarlo yo tengo un blog en el que cualquiera puede revisar su pequeña contribución a mi individualidad.

En el hipotético caso de que aún la conserve, claro.

martes, julio 21, 2009

El anonimato en la red

Como la mayoría de las personas que me leen, pertenezco a la generación que ha vivido los grandes avances de la informática. El abaratamiento de los ordenadores personales, de las conexiones a internet, los intentos, cada vez con mejores resultados, de hacer que el mundo virtual sea accesible a un mayor número de personas al margen de sus conocimientos de informática. En resumen, este proceso que nos ha llevado desde las películas de ciencia ficción hasta nuestra actual realidad. No hay que ser ningún experto para poder afirmar que tales avances se han producido a una velocidad exorbitante, no creo que nadie pudiera predecir la situación actual hace veinte años.

Pero esta es la realidad. Las redes sociales son el pan nuestro de cada día, los foros, los blogs, los programas de mensajería instantánea como el famoso Messenger de Microsoft... nos movemos en ellos como pez en el agua, con la naturalidad de aquel que lo ha hecho desde siempre, aunque, en mi humilde opinión, no con la sensatez que debería conllevar.

En nuestro uso diario de la red podemos tomar lo que comúnmente se llama avatar, un alter ego virtual que nos servirá para relacionarnos con el medio en cuestión. Sobre esto no hay, obviamente, ningún tipo de control. En un foro determinado te puedes llamar de una forma, en un segundo foro de otra, en un tercero de una manera distinta a estos dos, y así sucesivamente. Tu dirección de correo electrónico no tiene ninguna relación con tu persona, ninguna de tus direcciones de hecho. Es cierto que en el caso de que una página en concreto necesite realmente verificar nuestra identidad hay medios para hacerlo, pero habitualmente pasan por hacerlo en persona en la identidad física que nos lo exige, ya sea la Seguridad Social, un banco o cualquier otro servicio que conlleve una información sensible (cuentas bancarias, datos personales...) que no pueda ni deba ser falsificada a fin de no quebrantar ninguna ley.

Además de este anonimato nuestra generación añade una casuística. No tenemos aún una conciencia real de qué significa todo esto, puede que aún no nos hayamos adaptado al gran salto, pero es cada vez más patente que nos servimos de la red de redes como un filtro entre nosotros y el resto de la comunidad internauta. No vemos la correlación que hay entre lo que sucede aquí y sus repercusiones en el mundo real. Nuestros avatares pueden estar diseñados a nuestro antojo, con otro nombre, otro sexo, otra raza y otra edad, pero en la mayoría de los casos no va a ser así. Los usamos para relacionarnos, cada vez más, con gente de nuestro entorno real, y cuando se producen estas interacciones no siempre somos tan educados como lo seríamos en persona.

Un claro ejemplo de lo que acabo de exponer son los trols, la gente que usa avatares para demoler al resto de la comunidad a través del descrédito y los ataques personales sin ninguna razón real ni el apoyo de ninguna lógica. Estas personas, en la vida real, serían marginadas por la gran mayoría de grupos, puesto que sólo crean caos y desconcierto a su paso. En el extremo opuesto, el liderazgo de grupo en la red está muy mermado, se puede tener una opinión de peso, pero es mucho más complicado que una persona se erija por encima del resto. Ojo que no digo imposible, de hecho sucede al igual que en la vida real, muchas de nuestras costumbres sociales las hemos trasladado a la red (no siempre con el mismo acierto).

La atemporalidad de la red también es un detalle a tener en cuenta. En las interacciones sociales tiene mucha importancia el momento y el lugar en el que se digan las cosas, en la red esto no es así necesariamente, una conversación de sólo varias frases se puede extender a lo largo de varios días, cualquiera que sea un habitual de algún foro o de alguna red social entenderá de lo que hablo.

Personalmente creo que todo esto nos va a llevar a un camino mucho más estrecho que este. ¿Cómo serían las relaciones en la red si existiera una forma de relacionar directamente al autor de un comentario con una persona física? ¿Y si solamente pudiera tener uno de los ya mencionados avatares? Sería el equivalente a nuestro D.N.I., las expulsiones de las páginas web serían un castigo mucho más severo de lo que son ahora mismo, poco a poco tomaríamos conciencia de que nuestras opiniones sí que van a tener una repercusión real en personas reales, no en alguno de los cientos de avatares que una persona pueda tener.

Para mí esto terminará siendo necesario, yo mantengo una política muy clara en la cual facilito que cualquiera pueda seguir mis comentarios hasta mi persona, no me avergüenzo ni me retracto de nada de lo que digo en la red más de lo que lo haría en el mundo real. De todas maneras, es cierto que esto conllevaría a un control más exhaustivo sobre internet y hasta ahora todos los esfuerzos se han dirigido en la dirección contraria, ¿pero no es posible conciliar ambos caminos? ¿no es deseable?

Quizá ha llegado el momento diferenciar la paranoia al seguimiento y lo que ocurre en realidad. No abogo por el control, pero ¿os habéis preguntado cuánto control real hay sobre vuestros actos cotidianos? Pensad sobre ello y compartid vuestras inquietudes.

lunes, junio 15, 2009

El miedo al miedo

Según la Real Academia Española esto es el miedo:

miedo.
(Del lat. metus).

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.
2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

~ cerval.
1. m. El grande o excesivo.

~ insuperable.
1. m. Der. El que, anulando las facultades de decisión y raciocinio, impulsa a una persona a cometer un hecho delictivo. Es circunstancia eximente.

a ~, o a ~s.
1. locs. advs. ants. Por miedo, de miedo, o con miedo.

ciscarse de ~.
1. loc. verb. coloq. Tener muchísimo miedo.

de ~.
1. loc. adj. coloq. U. para ponderar algo. Hace un frío de miedo. Fulanita está de miedo. U. t. c. loc. adv. Canta de miedo. Presume de miedo.

mucho ~ y poca vergüenza.
1. expr. U. para reprender a quien teme mucho el castigo y comete sin recelo el delito que lo merece.

Según la wikipedia,
El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.

Partiendo de ahí hablemos del mayor miedo que, en mi opinión, se puede tener. El miedo al miedo.

Hay cosas en esta vida que pueden ser muy duras, nos pueden intimidar, hacer que cada paso que demos miremos a los lados con ese temor que nos inspiró Newton, la dichosa acción-reacción, que nuestras acciones nos deparen una respuesta demasiado difícil de manejar, pero la gran mayoría de las veces asumimos este riesgo, seguimos adelante y continuamos nuestro camino. Esta situación es bastante habitual, en parte es nuestro instinto de supervivencia, pero, ¿qué pasa cuando esta sensación se desmadra?

Ahí llega el miedo al miedo. Es un miedo muy concreto, muy fácil de perfilar pero, con toda probabilidad, el peor de los miedos. Es ese miedo que nos paraliza por completo, que nos impide seguir adelante, que no nos deja ya ni tan siquiera evaluar las situaciones que nos rodean. Es el miedo a tener miedo a diferencia del miedo a pasarlo mal (ya sea física o psicológicamente). Este miedo en concreto crean una tremenda inseguridad y un estancamiento brutal, que hace que el individuo en cuestión se quede petrificado ante la vida que tiene, sin disfrutar de lo bueno ni de lo malo. Porque, a fin de cuentas, esto va de arriesgarse, de preguntar a esos niños que tienen un balón si puedes jugar con ellos, de conseguir que tus padres te dejan salir de noche, de besar a esa chica que tanto te gusta, de elegir la carrera adecuada, afrontar esa entrevista de trabajo... y un largo et cetera que todo el que haya vivido lo suficiente conoce de sobra. Pocas cosas hemos hecho con la total certeza de que iban a salir bien. Así que, ¿qué hacer con el miedo al miedo?

Lo primero es ser conscientes de que hay que erradicarlo. Parece sencillo, pero no lo es, este miedo se autojustifica y tiene sus propias defensas. Hay que estar alerta y, cada vez que realmente dejemos de hacer algo, tener claro que sí tenemos una buena razón para no hacerlo (no saltéis de un piso 10 que duele). Lo segundo es actuar. Si llegas aquí ya vas bien. Actuar, actuar, actuar y actuar. Las probabilidades de hacer algo que nos va a reportar una mala situación son tan ínfimas que merece la pena, total, tenemos ya claro que no puede ser peor, estas paralizado, no actúas, no haces nada, tu vida pasa volando frente a ti y te la estás perdiendo porque te da miedo perdértela ¿no? Tercero y última acción: perseverancia. Si sigues actuando, si no cesas de caminar al final ese miedo a tener miedo irá desapareciendo.

Todo esto puede parecer muy banal, muy obvio, un mero ejercicio de distracción pero os hablo desde la experiencia. Así que cuidadito. Valor y al toro.

lunes, mayo 18, 2009

Verano

Ya es oficial. No sé si aún lo ha decretado el sumo emperador de las estaciones, El Corte Inglés, pero ya es verano.

Lo dice mi pantalón, lo cuenta mi camiseta... y las faldas, los escotes, las melenas al viento y en fin, todas esas hormonas que vuelan de nuestras partes más íntimas a las narices de los demás. Porque no me avergüenzo de decirlo, el verano hace que me descontrole por completo. Voy caminando por la calle y advierto que el cielo es poquito más azul que ayer, que tengo que limpiar las gafas porque el reflejo del sol es más molesto que ayer y las piernas son más largas, los escotes más ceñidos y las caras más alegres. El primer día cálido del año deberíamos tener un festival de sexo. En este aspecto nuestra cultura se ha quedado obviamente atrás, buscamos la felicidad a través de la adquisición, las páginas de vídeos amateur, los partidos de fútbol y las carreras de Alonso, pero nos olvidamos que el sexo sigue siendo tema tabú.

Hay animales con rituales de apareamiento más refinados que los nuestros, lo cual se deduce por el hecho de que no están (afortunadamente) influenciados por las películas romanticonas en las que la censura moral impide que follen libremente en la primera noche. La chica es dura, viene de vuelta de todo y no quiere nada contigo; el tipo es tímido y no se atreve a decirle que la ama... ¡Pero por Dios! No hay que olvidar que la presión social nos crea una tolerancia muy baja al fracaso y a las negativas en general. Si le proponemos a alguien una noche de sexo y nos dice que no, muchos se hundirían en la más ínfima miseria personal, cuando lo único que debería ocurrir es que esa persona o no quisiera en ese momento o con nosotros.

He de decir que, como buen predicador, hago caso omiso a mis propios pensamientos. Más de una vez he estado a punto de abordar a alguna de las mujeres con las que me he cruzado (con -5/+15 años que yo) e invitarlas a un café... así que ya de follar ni hablamos, y eso que tengo mi propio Top Ten de mujeres que conozco que me llevaría a la cama. Pero para que estos planes fueran viables deberían estar, al menos, en mente de unos cuantos. Otra propuesta inteligentísima que se va al traste por falta de quorum. Qué le vamos a hacer.

El verano ha llegado, id a la playa, bañaos, admirad los cuerpazos (cada cual que aplique su propia definición) y si podéis, follad como si os fuera la vida en ello, que a fin de cuentas es felicidad para vosotros y para la otra persona.

Un cálido abrazo.

martes, junio 24, 2008

Un breve momento de lucidez

Hay veces que nos encontramos frente a situaciones en las que sólo caben dos alternativas, otras, las opciones son múltiples y variadas. ¿Cómo nos enfrentamos a estos dilemas? Los hay que valoran las opciones de forma fría y calculadora, que pueden sopesar los pros y los contras y ponerlos en una balanza, pueden aplicar un sistema racional a sus problemas. Por otro lado, no son pocos los que se dejan guiar por su instinto, deciden ipso facto cuál es el camino a seguir, y para ellos todo es una mera cuestión de intuición.

Después de mucho meditar creo que me encuentro en un punto intermedio, aunque más cercano al del instinto. Puedo ver cuál es el camino que me aportará más benificios a largo plazo, cuál traerá un aporte inmediato y si cualquiera de ellos conllevará consecuencias desastrosas. Al margen de eso, ser una persona con mucha intuición hace que, por experiencia, haya aprendido a confiar en los dictados de mi corazón, así que cuando una ruta parece difícil o infranqueable, pero algo dentro de mí me dice que esa es la opción que debo tomar, no lo dudo.

Hay días que me siento como un joven explorador en unas viejas ruinas, con mi brújula en la mano marcándome el camino, y las cosas que leí de pequeño recordándome a los héroes que pasaron por allí.

Mucha gente me dice "Robe, deberías pensar menos" y quizás lleven razón. Quizás debería inclinar totalmente la balanza, tirar la brújula y perderme si es necesario. Quizás nada de lo que aprendí me sirve. A fin de cuentas, mi corazón ya estaba ahí antes que la razón.

Extremoduro - El sueño

sábado, mayo 03, 2008

En este blog se puede decir "follar"

¿Por qué nos resulta tan complicado aceptar el sexo como una parte más de nuestra vida?
Me explico, somos capaces de irnos de juerga con gente a la que realmente no conocemos, compartir con ellos horas de nuestra vida, si bebemos, contar incluso cosas realmente personales, intimidades, nuestros problemas más acuciantes... pero el sexo es harina de otro costal.

Gracias a esta educación judeocatólica el sexo sigue siendo visto como algo perverso, algo de lo que no se puede disfrutar abiertamente. ¿Cuántos hemos visto a una pareja besándose apasionadamente en cierto lugares y hemos pensado "aquí no..."? Ya si hablamos de palabras mayores ni os cuento.

Para empezar, vivimos en una sociedad que no deja lugar a este tipo de placeres, no hay sitios habilitados para los jóvenes que no disponen de los recursos necesarios (casa propia, coche, efectivo como para pagar una habitación, etc...) como para poder tener sus primeras experiencias en un ambiente tranquilo, que no sea agresivo, sin contar que nadie vé bien estas cosas. Si has alcanzado cierta edad la cosa no mejora mucho, los sueldos no son como para tirar la casa por la ventana y cada vez vivimos más tiempo en casa de nuestros padres. Mucha suerte tienes que tener para poder vivir sólo (currando al mismo tiempo posiblemente) o que tus padres dispongan de una casa adicional o pasen poco tiempo en casa (los menos).

¿Qué se consigue con todo esto? Que si una noche te apetece algo de sexo sea algo que tengas que conseguir a través de fintas y más fintas, de cortinas de humo y de apariencias. Como ya dije en su momento, los roles sexuales se difuminan cada vez más. Los hombres no saben que se espera de ellos y las mujeres tampoco, y para reforzar esta situación, muchos y muchas se han asentado en los roles clásicos con más fuerza incluso que generaciones anteriores. Así que nos encontramos que muchos y muchas son cada vez más cerrados incluso a hablar de sexo de lo que podrían haber sido hace diez o veinte años.

Hace unos días estaba con una amiga, y estuvimos charlando sobre sexo, sobre sexo muy práctico, por poner un ejemplo, hablábamos sobre técnicas de masturbación (a otra persona), y me decía que de esas cosas sólo podía hablar con sus amigas o con sus amigos gays, que tocar ese tema delante de gente del sexo opuesto era casi un suicidio social. No me extrañaba para nada, si eso no fuera así, todos seríamos más felices y esta entrada no tendría ningún sentido.

Tened además en cuenta una cosa, si el sexo va a ser con desconocidos, la gran mayoría de las veces será por la noche. ¿Por qué? ¿es que una tarde amena no puede terminar en la cama? ¿si hay luz se muestra la perversión del acto?

La gran dificultad llega a la hora de proponer estas cosas. Si todo fuera estupendo y fueramos de otra pasta podríamos decir en un momento: ¿oye te apetece si vamos a tu casa o a la mía y nos acostamos? y que la otra persona no se lo tomara a mal (cosa que aún no entiendo) y que dijera sinceramente, sin tabús, sin tapujos, sin cargas morales o sociales: Sí/No. Muchos y muchas estarán pensando que si fuera por ellos, genial. Menos lobos. A la mayoría de los hombres una mujer así les asustaría y a las mujeres les da un repelús tremendo. Supongo que todo esto vendrá de la, a estas alturas de la existencia, estúpida relación del sexo con la procreación. Si quiero tener un hijo no va a ser con una desconocida con la que sólo quiero compartir un buen rato y algo que me hace disfrutar mucho, por suerte ya hay muchas formas de prevenir que esas cosas pasen.

Luego están las cargas sociales, morales y religiosas de cada uno. ¿Qué pasará después? y tal. Tonterías, si eso sucede es que no tiene las cosas claras aún. Yo, por ejemplo, disfruto mucho con el sexo y busco también una relación de pareja que me dé estabilidad, y es cierto que lo ideal es que ambas vengan juntas (el sexo como obligación en la pareja hace que muchas terminen rompiendo) pero esto no tiene porqué ser necesariamente así. No es el sexo lo único que busco en una pareja y no es una pareja lo único que busco en el sexo. ¿Qué pensais vosotros?

Si creeis que realmete teneis una mente abierta al sexo, al placer y al difrute de vuestra existencia, no pongais pegas a la hora de iros a la cama con alguien, aunque sea una mañana tomando un café, ¡disfrutad y no os compliqueis!

PD.: Pido disculpas si durante el texto parece que sólo hablo de heterosexualidad, no es esa la idea, pero al ser mi elección no puedo evitar que se refleje en mis palabras. Las relaciones de pareja son las mismas sin importar el sexo de cada uno o cómo lo disfrute.

martes, abril 22, 2008

Buscando el equilibrio

Después de pasarme mucho tiempo viviendo la vida como un mero espectador, sentado en mi butaca y observando cómo pasaban miles de cosas ante mí, la vida ha decidido darme de nuevo un papel activo que yo he aceptado gustoso. Ahora me encuentro en una disyuntiva. Después de pasar tanto tiempo siendo alguien tan calculador, tan distante, el mundo me pide que me implique. He tenido algún rush como dicen los ingleses, momentos en los que el corazón me latía tan deprisa que mi cerebro se negaba a trabajar, a competir con él... lo cual me lleva a preguntarme ¿dónde está el equilibrio? Saber en qué momento hay que echar a volar y cuándo hay que mantener los pies en la tierra puede ser lo que muchos llaman madurez.

Además del plano personal, el trabajo en el que me dispongo a zambullirme también me exige que sea original, creativo y rápido de pensamiento. He hecho nuevos amigos, he reforzado amistades que se estaban diluyendo y conocido a personas que han derribado más de un muro que tanto me había costado levantar.

Lo bueno, es que mucho de lo que se puede ver hoy de mí soy yo mismo; lo malo es la sensación de desnudez, de no saber qué hacer cuando me miran. Así que estoy buscando rápidamente un trozo de madera en este río que me lleva. Necesito encontrar la velocidad adecuada, cuánto puedo dejar ir a mi corazón y cuánto a mi mente. No es la primera vez que algo así me sucede, pero sí es verdad que es la primera en la que quiero elegir yo solo, que no sean las causas externas las que condicionen mi decisión, porque cuando tomo una ruta suelo seguirla durante un buen trecho.

Si he aprendido algo es que los muros que tenía sólo me estorbaban a mí, a nadie más. Cuando alguien ha querido saltarlos o derribarlos lo ha hecho con suma facilidad, así que no serían tan altos ni tan fuertes. Conclusión: no valían para nada. Si quereis saber una cosa, tiene una ventaja estar ahora en un sitio tan despejado, el sol brilla con mucha más fuerza, los colores son más vivos y la brisa de la mañana llega hasta mis pulmones llenándolos con la energía para afrontar cualquier problema.

¿A dónde me llevará la corriente? ¿A un precioso lago o a una temible catarata?

Pink Floyd - The Trial


Me quedo con los últimos segundos.

jueves, abril 17, 2008

El miedo a lo desconocido

Hoy me pregunto ¿por qué es tan difícil conocer gente? Me explico. Cuanto más pasan los años más se reduce mi campo de juego, antes podías hacer infinidad de amigos en el instituto, en la universidad, pero el tiempo hace que los dejes atrás (si los has hecho, por supuesto). Este verano, prácticamente de rebote, conocí a un montón de gente, eso me ha llevado a hacer amigos, en el último mes, gracias al blog, también he conocido a gente estupenda, a unos en persona a otros no.

Los trabajos también son una fuente importante para ampliar el círculo, aunque, tal y como yo lo veo, no siempre la más recomendable. La noche, para mí, queda casi completamente descartada. La cuestión principal es la dificultad de acceder a las personas y lo difíciles que nos hacemos también nosotros en estos casos; yo soy especialmente abierto a la hora de darme a conocer y a ceder terreno, pero hay quien no lo es tanto por razones de lo más variado, muchos me dicen que por miedo al daño, otros que se niegan a compartir su vida con nadie (no hablo de intimidades) y muchos simplemente pasan, creen que con su grupo ya tienen suficiente y no se plantean hacerlo más grande.

Para mí, el quid de la cuestión radica en la atomización de las masas. Cada vez vamos más a lo nuestro, una fuente de ingresos, una fuente de ocio y una de relajación. La mayoría no pide más. Yo en cambio voy más allá. Desde que he sido un renacuajo he cambiado de grupo constantemente, tengo muy claro que tipo de persona puede ofrecerme algo y quién no, aunque soy muy, muy flexible en estos términos. Quizás todo sea cuestión de tiempo. ¿Realmente compensa el esfuerzo de conocer a alguien? Desde luego, no se hacen amigos de la noche a la mañana, ya sea en persona o vía msn, blogs, lo que querais, es un proceso que lleva su tiempo, y claro, hay que sacarlo de donde, normalmente, pensamos que no lo tenemos.

El evento social más simple, tomar un café, puede convertirse en una odisea para algunos. Tener cara a cara a una persona que puede pedirnos algo, ya sea una amistad, ya sea cualquier otra cosa, es duro para muchos. Quien tengamos delante podrá ver nuestros gestos, nuestras manías, escuchar nuestra voz, ver nuestra cara... ¡pero nosotros también podremos hacerlo! ¿Hay algo más mágico que conocer a alguien? Yo creo que no. Pocas cosas me satisfacen más que llamar a alguien por un diminutivo, que conocer las coletillas de esa persona, que saber que tengo algo que compartir y que esa persona también comparte cosas conmigo, desde aficiones hasta gustos musicales pasando por mil cosas.

Cada uno de nosotros somos un mundo, es verdad, y yo os propongo ¡salid a explorar!