Esta mañana, mientras escuchaba una recopilación de un amigo pensé. ¿Qué me llevó a dejar de querer ser un amante bandido en Sevilla enamorado de la moda juvenil que estaba perdido en su habitación cuando el ataque de las chicas cocodrilo se detuvo en el límite del bien para ir cruzando el río hasta estar en una pesadilla nuclear donde los rockeros van al infierno si tú no estás allí en la granja del loco con el capitán Trueno?
Ni idea, pero hoy no me apetece poner ningún vídeo.
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