Como la mayoría de las personas que me leen, pertenezco a la generación que ha vivido los grandes avances de la informática. El abaratamiento de los ordenadores personales, de las conexiones a internet, los intentos, cada vez con mejores resultados, de hacer que el mundo virtual sea accesible a un mayor número de personas al margen de sus conocimientos de informática. En resumen, este proceso que nos ha llevado desde las películas de ciencia ficción hasta nuestra actual realidad. No hay que ser ningún experto para poder afirmar que tales avances se han producido a una velocidad exorbitante, no creo que nadie pudiera predecir la situación actual hace veinte años.
Pero esta es la realidad. Las redes sociales son el pan nuestro de cada día, los foros, los blogs, los programas de mensajería instantánea como el famoso Messenger de Microsoft... nos movemos en ellos como pez en el agua, con la naturalidad de aquel que lo ha hecho desde siempre, aunque, en mi humilde opinión, no con la sensatez que debería conllevar.
En nuestro uso diario de la red podemos tomar lo que comúnmente se llama avatar, un alter ego virtual que nos servirá para relacionarnos con el medio en cuestión. Sobre esto no hay, obviamente, ningún tipo de control. En un foro determinado te puedes llamar de una forma, en un segundo foro de otra, en un tercero de una manera distinta a estos dos, y así sucesivamente. Tu dirección de correo electrónico no tiene ninguna relación con tu persona, ninguna de tus direcciones de hecho. Es cierto que en el caso de que una página en concreto necesite realmente verificar nuestra identidad hay medios para hacerlo, pero habitualmente pasan por hacerlo en persona en la identidad física que nos lo exige, ya sea la Seguridad Social, un banco o cualquier otro servicio que conlleve una información sensible (cuentas bancarias, datos personales...) que no pueda ni deba ser falsificada a fin de no quebrantar ninguna ley.
Además de este anonimato nuestra generación añade una casuística. No tenemos aún una conciencia real de qué significa todo esto, puede que aún no nos hayamos adaptado al gran salto, pero es cada vez más patente que nos servimos de la red de redes como un filtro entre nosotros y el resto de la comunidad internauta. No vemos la correlación que hay entre lo que sucede aquí y sus repercusiones en el mundo real. Nuestros avatares pueden estar diseñados a nuestro antojo, con otro nombre, otro sexo, otra raza y otra edad, pero en la mayoría de los casos no va a ser así. Los usamos para relacionarnos, cada vez más, con gente de nuestro entorno real, y cuando se producen estas interacciones no siempre somos tan educados como lo seríamos en persona.
Un claro ejemplo de lo que acabo de exponer son los trols, la gente que usa avatares para demoler al resto de la comunidad a través del descrédito y los ataques personales sin ninguna razón real ni el apoyo de ninguna lógica. Estas personas, en la vida real, serían marginadas por la gran mayoría de grupos, puesto que sólo crean caos y desconcierto a su paso. En el extremo opuesto, el liderazgo de grupo en la red está muy mermado, se puede tener una opinión de peso, pero es mucho más complicado que una persona se erija por encima del resto. Ojo que no digo imposible, de hecho sucede al igual que en la vida real, muchas de nuestras costumbres sociales las hemos trasladado a la red (no siempre con el mismo acierto).
La atemporalidad de la red también es un detalle a tener en cuenta. En las interacciones sociales tiene mucha importancia el momento y el lugar en el que se digan las cosas, en la red esto no es así necesariamente, una conversación de sólo varias frases se puede extender a lo largo de varios días, cualquiera que sea un habitual de algún foro o de alguna red social entenderá de lo que hablo.
Personalmente creo que todo esto nos va a llevar a un camino mucho más estrecho que este. ¿Cómo serían las relaciones en la red si existiera una forma de relacionar directamente al autor de un comentario con una persona física? ¿Y si solamente pudiera tener uno de los ya mencionados avatares? Sería el equivalente a nuestro D.N.I., las expulsiones de las páginas web serían un castigo mucho más severo de lo que son ahora mismo, poco a poco tomaríamos conciencia de que nuestras opiniones sí que van a tener una repercusión real en personas reales, no en alguno de los cientos de avatares que una persona pueda tener.
Para mí esto terminará siendo necesario, yo mantengo una política muy clara en la cual facilito que cualquiera pueda seguir mis comentarios hasta mi persona, no me avergüenzo ni me retracto de nada de lo que digo en la red más de lo que lo haría en el mundo real. De todas maneras, es cierto que esto conllevaría a un control más exhaustivo sobre internet y hasta ahora todos los esfuerzos se han dirigido en la dirección contraria, ¿pero no es posible conciliar ambos caminos? ¿no es deseable?
Quizá ha llegado el momento diferenciar la paranoia al seguimiento y lo que ocurre en realidad. No abogo por el control, pero ¿os habéis preguntado cuánto control real hay sobre vuestros actos cotidianos? Pensad sobre ello y compartid vuestras inquietudes.
A mi lo que mas me llama la atención de este fenómeno es la estructura de comportamiento y su evolución, en este momento yo diría que es el mas rico en este aspecto desde que existe la red de redes, pero en la mayoría de los casos todo va en función de lo anónimo del modo en que accedamos al medio. Como bien dice Roberto en los casos en que accedemos a una Web en la cual nuestra identidad no esta clara, (hay que tener en cuenta que a pesar de identificarnos en un foro con nuestro nombre y apellidos, también podría hacerlo otra persona suplantando nuestra identidad), el margen para actuar de un individuo sin responsabilizarse de sus acciones u opiniones es total, pero ahora tras aparecer la Web 2.0 y dentro de ella sobretodo destacar las redes sociales, vemos como ese margen es autolimitado ya que los individuos suelen registrarse bajo un avatar que si los representa realmente en la Web y no porque estén obligados sino por el propio interés de ser identificados, claro esta que el margen de actuación sin responsabilidad merma considerablemente, sobretodo porque es decisión de los propios individuos.
ResponderEliminarDe este modo deberían verse reflejadas todas las conductas sociales de los individuos en sus avatares pero también hay que reconocer que no es así, aunque quizá en las nuevas generaciones de usuarios, si se observe en un futuro, la realidad es que Internet sigue desinhibiéndonos. Aunque mi duda esta en el porque somos mas permisivos a la hora dar o tomar opiniones del Internet.
Hay quien piensa que en Internet algunos son mas “locos” por el simple echo de no estar cara a cara ante 10.000 millones de personas hacer la misma “locura”, es obvio que no es lo mismo subirse a un escenario y hacer el payaso de mala manera ante un publico inmenso de desconocidos que ante una WebCam en la intimidad de tu casa y luego colgarlo en el youtube, pero yo creo que no es solo eso sino que va un poco mas lejos, y es que históricamente Internet nos hacia anónimos en los chats, foros, etc… y parte de esa desinhibición sigue presente subconscientemente de modo que decir tonterías en Facebook o Tuenti o en el blog de un colega es algo socialmente permitido por el simple hecho del medio en que esta hecho. Dicho de otro modo, en Internet se hacen mas tonterías porque estamos acostumbrados a que siempre ha sido así a pesar de que se nos pueda identificar.
Mi conclusión es que en un futuro esto cambiara gradualmente y las acciones de los individuos dentro de la Web serán mas semejantes a sus acciones fuera de ella, ya que las nuevas generaciones poco a poco irán encontrando un medio menos anónimo no solo a nivel de acción activa como participación en blogs, foros, redes sociales y demás, sino que la propia estructura ya va tendiendo a necesitar saber quien visita las webs o quien descarga archivos, (otro tema a discutir es que tan beneficioso o perjudicial es esta perdida de anonimato sobretodo dependiendo de en que manos caiga la responsabilidad de administrar esta información), y como comenzaba diciendo es el momento mas rico en comportamientos porque el anonimato depende de la propia persona y no a un anonimato impuesto por la configuración del propio medio ni la carencia total de el como parece que es la tendencia.
Estupendo comentario Deli. Como bien sabes estoy de acuerdo con la mayor parte de tu discurso, pero aquí nos encontramos con un problema. ¿Qué ocurrirá cuando todo (o la mayor parte de) el flujo de información esté bajo control? Eso podría llevar a un control de la sociedad aún más rígido que el que ya hay. No perdamos de vista los intereses de grupos como el Bilderberg, con toda la información bajo control se paralizaría una carrera de intercambio de conocimientos e interculturalidad que ahora mismo nos enriquece enormemente. ¿O crees que hace unos años era posible que te pillaras los últimos capítulos de tu serie favorita que NO se emite en España? ¡Además con sus subtítulos! ¿Y ese disco que tanto escuchas? Vamos, que todo esto es tremendamente complicado y conlleva muchísimas cosas, tu visión no está equivocada, sólo pienso que te centras en exceso en las redes sociales olvidando que también, de forma anónima, la gente intercambia, digamos, planos de diseños y cosas por el estilo...
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