miércoles, junio 09, 2010

Salidas de emergencia

Estoy rodeado de salidas de emergencia que no sé cómo usar.

En el tren, en el autobús, en los centros comerciales... cada vez que veo uno de esos compartimentos para el martillo de seguridad pienso lo mismo "¿seguro que ahí detrás hay un martillo?", si lo hubiera apenas sabría usarlo, ¿será resistente? ¿realmente podrá romper el cristal del vagón? Siempre he pensado que deberían enseñarnos cómo usarlos, en el colegio por ejemplo, tantas materias transversales para que en ningún momento nos expliquen cómo escapar de un vagón de tren en caso de accidente.


Creo que mi cuerpo también tiene sus propias salidas de emergencia, y que tampoco sé muy bien cómo usarlas.

Muchas veces, cuando me he encontrado mal, he pensado que si vomitara todo lo que tengo dentro, o quizás si rompiera a llorar, me encontraría mejor, sería como romper uno de esos cristales y dejar atrás la angustia. Pero tampoco sé muy bien dónde está el equivalente a ese martillo o si tan siquiera me atrevo a usarlo.

No es que me quede en mi particular accidente sin hacer nada, es que busco abrir la puerta como de costumbre, que el vagón se enderece y salir a pie en el apeadero habitual. Supongo que a esto se le podría llamar "ignorar el accidente".

La vida también tiene sus propias salidas de emergencia, a las que recurrimos cuando nuestro bote se hunde. Quizás no somos conscientes de que están ahí, pero cuando las necesitamos se hacen visibles... otra cosa es que queramos usarlas, claro. Aunque supongo, que como en todas estas cosas, siempre hay quien no valora bien la situación y se lanza a por el susodicho martillo cuando lo único que ocurre es que está cruzando un bache en la carretera, y claro, saltar desde un bus o un vagón de tren en marcha no es lo más recomendable para la salud, máxime cuando es algo innecesario...

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