Cuando todo encaja

Tras una larga, larga temporada, por fin ha terminado la tormenta. En el plano personal, he superado duros trances y he salido victorioso de más de una batalla contra mí mismo, batallas en las que sólo cabía ganar o perder desastrosamente. He desterrado a muchos demonios y a otros los he puesto bajo mi control. Ya no busco ser algo, ahora lo soy.

En el plano más social me he hecho mi propio hueco, mi nicho ecológico por así decirlo, en el que estoy cómodo y el cual cada día tiene más estabilidad. Para bien o para mal, sé quién estará ahí cuando tenga un problema y quién estará sólo para los buenos momentos, ambos aspectos son necesarios, y ahora puedo verlos y delimitarlos con claridad.

Laboralmente hablando, estoy en un trabajo que me gusta, donde puedo sacar el bufón que llevo dentro y conseguir que me paguen. Aunque aún estoy en período de prueba, sé que todo esto me está reportando mucho más que ningún trabajo que haya tenido hasta ahora. He hecho amigos, me divierto trabajando y además refuerzo mi, en otros momentos dañada, autoestima.

Desde un punto más personal, bueno... digamos que he encontrado a alguien por quien merece la pena luchar, por quien cada gota de sangre derramada merece la pena. Tras muchas incertidumbres, he dejado atras viejos fantasmas y me he quitado la armadura, la cota y he dejado caer el escudo. Ahora estoy armada sólo con una daga, sin protección, pero esta vez es una lucha justa. Puedo mirarla a la cara y saber que no lo hago ni desde arriba, ni desde abajo. No sé aún dónde me llevará todo esto, en lo referente al corazón no existen ni fórmulas ni verdades absolutas, pero sí sé que, por vez primera, soy yo el que está delante de ella y que ella no ha salido corriendo. No voy a entrar, obviamente, en detalles personales, sólo diré que sabe volar.

Se terminó el baile, se retiraron las máscaras. Ya sólo queda seguir adelante dando la cara.