Necesitaba limpiar rápidamente el cuchillo con algo. El mantel de la cena le parecía perfecto. Esta vez había sido todo más limpio que con aquella italiana.
Para John todo esto no era más que el procedimiento estipulado, ahora se dirigiría tranquilamente hacia la caja fuerte de la habitación de Rose, la abriría (sabía que el número correspondía a su fecha de nacimiento) y sacaría los diez o quince mil dólares que le esperaban. Todo en metálico, como siempre. Sabía que era difícil colocar objetos robados para alguien como él, que, a fin de cuentas, no tenía contactos en los bajos fondos.
Una consola para el pequeño John y una bici nueva para Sarah. Esta vez no se quedarían sin regalo de cumpleaños, y es que era una verdadera suerte que hubieran nacido con tres años de diferencia pero tan cercanos en el tiempo, sólo 21 días.
Las escaleras no lo delataron, la puerta de la habitación continuaba abierta y la cama sin hacer. Cogió el dinero, doce mil y pico, y se marchó tranquilamente. Cerró la puerta con llave, lanzó ésta a través de la ventana del comedor donde aún se escuchaba a Prince. Con paso decidido, sin mirar atrás, se dirigió hacia su coche, tarareando aún la canción. Arrancó, se quitó los guantes, los puso en la bolsa que había bajo su asiento y se dirigió al taller.
Aún era temprano, por lo que decidió desayunar en la esquina. Saludó al camarero, pidió lo de siempre y cuando terminó ya era la hora de abrir.
Tenía un par de coches esperándole, pero lo primero era deshacerse de la bolsa. Como siempre, todo resultaba como había esperado, no había sobresaltos. Puso su cd preferido de James Brown y se dedicó a su tarea habitual…
Alrededor de la una sonó el teléfono.
- ¿John?
- Sí, soy yo, dime Norma.
- Sarah quiere que vayas a ver la obra de teatro que hace en el colegio. Es hoy a eso de las ocho, ¿vendrás?
- Sí, claro, no me lo perdería por nada del mundo. ¿Cómo estás? ¿y el pequeño John?
- Bien, todos estamos bien. La maestra de John dice que es un alumno muy espabilado, no sé yo a quién habrá salido…
- Vamos a dejar eso por hoy, no quiero estar de malhumor cuando vea a Sarah.
- De acuerdo, este fin de semana te toca quedarte con ellos, no lo olvides.
- ¡No lo olvido maldita sea! ¡Son mis hijos! ¿Qué esperabas? No soy como tú Norma, yo no doy la espalda a los que quiero.
Se hizo el silencio, sabía que eso le había dolido.
- Te dejo, tengo cosas que hacer. No lo olvides, a las ocho.
- De acuerdo, hasta luego.
- Adiós.
Ese motor le estaba dando más de un dolor de cabeza… bueno, luego le echaría un vistazo, ahora era hora de almorzar. Como siempre.
"…no sé yo a quién habrá salido…"
ResponderEliminarTío, Robe, mi analizador sintáctico de chistes fáciles se pone a cien cada vez que te leo XD
Jejejej, interesante giro y fijate, sin que salgan zombies...xD
ResponderEliminarSeguiremos leyendo. Un saludo!
Intrigante cuanto menos, buen comienzo, engancha lo suyo, a seguir asi. Saludos.
ResponderEliminarPD: me hubiera gustao más que se llamaran, juan, paco y pepe por ejemplo, y que en vez de prince y james brown escucharan Los chichos o Bertin Osborne....pero todo no se puede tener xDDD.
Vaya giro, no?
ResponderEliminarSigue con esto que me esta gustando
Promesa cumplida. Dale Robe, dale.
ResponderEliminarmás, cambia-formatos dil cazzo
ResponderEliminarMe alegro que os esté gustando. Pronto colgaré el tercero.
ResponderEliminarPD.: Che cazzo? (il mio grosso!) [toma juego de palabras]