Tarde y con mal paso

Tarde y con mal paso
sale al encuentro
del amigo que le esperaba
para encaminar rápido su marcha,
hacia la noche,
hacia el fracaso,
pero esta vez
con los hados de su lado.

A la ruta del rock de los setenta
se acercan con buen ánimo
dos almas sedientas de ilusiones
que no albergan engaño,
el uno maldiciendo
el otro conjurando
y la noche poco a poco
les va abriendo paso.

El filo es un buen lugar
para caminar entre soldados
para luchar en buena lid
con los más salvajes ciudadanos.
Lugar de encuentros, de reuniones
donde no caben las tristezas
y las canciones son llamadas
que se alargan la noche entera.

No sólo para volar el Zeppelin está hecho
si no para dar cobijo a las más despiadas locuras,
a cantos olvidados y a ritmos desenfrenados,
pero no son nada en comparación
con el refugio de los vividores:
"Traffic" lo llaman algunos
"mi otra casa", sin errores,
afirman nuestros lectores.

Tras largo rato que les pasa volando
nuestros amigos se marchan hacia
la Spectra cantando
canciones de guerra
canciones de espanto
pero también canciones de amor.
Así van, cantando.

En la puerta no los detienen,
gran amigo el abogado,
que tras preguntar sólo el número
franquea presto el paso.

A partir de aquí ¿qué contaros?
¿que hubo besos?, ¿que hubo abrazos?
¿que como cada noche se reforzaron los lazos?

Los más cansados, llenos de dicha
emprenden camino casa:
uno pasa de echar ficha
el otro quiere ver a Massa
y al final del breve trayecto
hay consejos y cigarros
que se alargan hasta que
a punto está de cantar el gallo.

La noche se acaba
llega la mañana
y con una gran sonrisa
termina esta mala rima
que carece de estilo
pero no de sentimiento,
aunque cuenta con esmero
la noche de estos gambiteros.

Victor Heredia - Sobreviviendo