L'amour en fuite, capítulo tercero

- ¿Donaghue? ¿detective Donaghue?
- Sí, Ruth, soy yo... ¿por qué me llamas al móvil en mitad de la noche?
- No te quejes tanto Jake, ¿otra vez en ese antro? ¡Esa no te va a hacer caso nunca!
- Yo también te quiero Ruth.
- Bueno, al grano. Tenemos un asesinato, en el 32 de la avenida St. Nicholas y te quiero aquí en media hora, ¿de acuerdo?
- Claro Ruth, en seguida estoy allí.

Esta noche no podría verla. Eso me dejó un poco descolocado, esperaba poder acercarme y decirle algo, quizás me estaba comportando como un colegial, como alguno de esos personajes de las películas de John Hughes… No, ella no se parecía en nada a Molly Ringwald, pero me atraía de una forma que no podía explicar.

Salí del local, busqué mi coche, arranqué, puse el Together Alone y salí en dirección a la escena del crimen. ¡Otro día más en la vida del detective Jake Donaghue! No pude evitar reírme sólo en el semáforo.

* * *

- Jessica, tus 40 dólares.
- Gracias Ben, ha sido una noche dura, ¿verdad?
- Bah, no te creas. Oye, el tipo ese lleva viniendo aquí todos los día que actúas desde hace tres semanas… ¿lo conoces de algo?
- No, la verdad es que no, pero ya me había fijado en él.
- Sí, ¿verdad? Destaca si lo pones junto a esta panda de borrachos malolientes. Parece que entiende algo de música, alguna vez lo he visto cantando tus canciones, eso no es normal por aquí.
- Pues no.

Se quedó pensativa. A sus veintinueve años, tras haber estudiado economía, sólo había podido conseguir aquel trabajo como cantante. El soul no se le daba mal, lo sabía, y tenía una voz que agradaba, eso también lo sabía, pero esperaba más de la vida, una pena que en Nueva York las oportunidades para licenciadas en economía no fueran tantas como la gente pensaba...