Habían pasado tres semanas más, esta vez sin mucho alboroto. Noche tras noche había acudido a escuchar su voz, a mirar sus ojos... La semana pasada la había invitado a tomar una copa, se llamaba Jennifer, además de una voz portentosa era realmente inteligente. Una mujer con una cultura tremenda, que había superado más de un trance desde que salió de la facultad de económicas y que, en resumen, se había hecho a si misma. Esta noche había sido especial, parecía un animal herido, habíamos tomado un par de copas y luego me había pedido que la llevara a casa.
Vivía en uno de esos apartamentos donde había el espacio justo para todo, donde el olor de la comida impregnaba las habitaciones y las ventanas daban a un callejón oscuro donde se escuchaban constantes discusiones.
He de reconocer que cuando, tras haber terminado el café, se acercó despacio, a cámara lenta, y me dió un largo y profundo beso me pilló totalmente por sorpresa. Cogidos de la mano y arrastrados por los besos caímos en la cama, demasiado pequeña para los dos, demasiado estrecha para tanto amor, demasiado cómoda para tanto dolor. Su piel era suave, delicada, me tomé todo el tiempo del mundo, que ahora estaba a mi disposición, para recorrerla. Sus pequeños senos huyeron al primer contacto, pero momentos después estábamos completamente entregados. Me dejé llevar, volamos dejando atrás las nubes más altas y vimos que pequeño era el mundo cuando alguien nos llevaba de la mano. No sabría decir si yo la llevaba a ella o si fue ella la que me arrancó del suelo para surcar los vientos, pero nunca había tenido tanto miedo de que todo fuera a terminar.
A la mañana siguiente sólo encontré una nota en la cama, el sol me despertó demasiado tarde. Por lo visto se ganaba la vida trabajando en una pequeña agencia de viajes. Decidí que me pasaría más tarde, antes necesitaba un café, que, obviamente, no me supo tan delicioso como la noche anterior.
Cuando salí a la calle, el día se presentaba espléndido. El sol brillaba con más fuerza que nunca, una suave brisa alejaba el posible calor y el ruido de los niños jugando era como una melodía celestial. Me puse mi mp3 y mientras buscaba una canción con la que arrancar la mañana me despisté. Sólo fue un momento, un brevísimo instante en el tiempo, pero aquella bala no necesitó mucho más.
Mientras caía pude ver que el juego de los niños era la costumbre más antigua del hombre, que eran unos adolescentes y que sus gritos no eran de alegría, si no provocaciones. Los primeros acordes comenzaron a sonar, era Perfect de Fairground Attraction, hubiera sido una buena canción para comenzar, pero resultó que era la canción con la que todo iba a terminar. Tras lo que me pareció una eternidad apareció el cielo en mi campo de visión, ahora fijo por la impresión, por el dolor, por el ensordecedor galope del jinete de la muerte.
Una bandada de pájaros se cruzó por mi mirada.
Luego, el silencio.
La oscuridad.
La nada.
Pequeños momentos de pasión a los que siguen una calma absoluta,como la muerte. Qué bien que al menos antes de morir alguien te hiciera sentir que estabas vivo.
ResponderEliminarBuen texto...y buenos gustos musicales jeje...yo taba buscando peña que le gustara Extremoduro o tal, pero veo que te gustan muchos grupos que me gustan a mi...me pasare alguna vez por tu blog, esta interesante...una pregunta tus datos de perfil estan en aleman??
ResponderEliminarTu comentario me ha dejado sin palabras Duff.
ResponderEliminar¡Bienvenido al blog Alonso! A ver, a mi Extremoduro me encanta (¡en breve vuelven de gira!) y sí, el texto del perfil está en alemán, es el estribillo de una canción de Die Toten Hosen, Alles aus Liebe (la cual está en la entrada anterior xD). Me alegro que te guste el blog.
¡Saludos!
Tio Robe, no es justo que la gente muera mientras es feliz. Es triste y es una mierda, aunque en éste caso solo sea fruto de tu sucia y perversa imaginación.
ResponderEliminarPD.: Te iba a penar porque en el texto hay varias frases muy malinterpretables, pero como la historia es triste, ahora te jodes.
PPD.: Encuentralas tú rufian! XD
Lo mismo revive, ¿no? me tienes en ascuas, no dejes que termine asiiiii
ResponderEliminar[reflexion]
y si se lo ha cargao la tía de lo mal que...
[/reflexion]
No! uno tiene que morir cuando es felíz! al igual que es mejor marcharse de la fiesta cuando está en su punto álgido.
ResponderEliminar(Véase El marido de la Peluquera.)
Que no estaba muerto, que estaba de parranda...xD
ResponderEliminar"Y abrázame fuerte, que no pueda respirar..."
ResponderEliminarQue le rematen y le corten lah oréja!!
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